El dolor es una experiencia sensorial y emocional dada por estímulos que puedan dañar, literal o potencialmente los tejidos.
Es común que los cirujanos maxilofaciales recibamos pacientes con problemas dolorosos, bien sean agudos o crónicos, y, aunado a esto, los procedimientos quirúrgicos que realizamos generan dolor post operatorio.
Existen dos tipos de fibras (neuronas) aferentes que transmiten el dolor, éstas son:
El manejo de dolor en nuestra área de trabajo debe considerar todos los elementos periféricos y centrales de transmisión de dolor.
Los analgésicos que comunmente utilizamos pertenencen a 2 grupos: opioides y no opioides. Dentro de los opioides incluimos morfina, codeína, hidrocodona y oxicodona, los cuales se usan principalmente en el ámbito hospitalario y son medicamentos controlados. Ellos impiden la consciencia sensitiva del dolor.
En la práctica cotidiana utilizamos AINES (anti inflamatorios no esteroideos), paracetamol (acetaminofen) e inhibidores de la COX3. Ejemplos de éstos son Ibuprofeno, Ketoprofeno, Ketorolaco, Diclofenaco, Naproxeno, entre otros.
Los AINES actúan de manera periférica disminuyendo la sensibilidad de los nociceptores (receptores del dolor) a los estímulos dolorosos como calor, trauma, o inflamación. Existe evidencia científica de que también actúan a nivel del sistema nervioso central como anti hiperalgésicos, bloqueando señales de dolor en los centros superiores.
Tomando esto en cuenta, y dependiendo del tipo de dolor que padece el paciente o del tipo de procedimiento a realizar, es que los cirujanos elegimos el (o los) analgésico a utilizar.
No es lo mismo enfrentarnos a un dolor crónico, como el síndrome de dolor miofascial, o algún tipo de disfunción articular vs un dolor agudo después de una cirugía. En el primero debemos considerar los efectos colaterales de los AINES, que a mediano y largo plazo pueden causar problemas gástricos, hematológicos, entre otros; y en el segundo sabemos que el dolor remite a los 4 días aproximadamente. Por todas estas razones es de suma importancia seguir las prescripciones de medicamentos y evitar a toda costa la automedicación, ya que éstas tienen una razón de ser. Sólo un experto es capaz de saber a qué tipo de dolor se enfrenta o enfrentará el paciente, y de este modo indicar el esquema analgésico más conveniente y con menos efectos colaterales posibles, con el objetivo de que el período post quirúrgico sea tranquilo y sin dolor.